Qué ver en Praga y alrededores

Aunque la capital checa es una ciudad con muchos lugares de interés, es también una muy buena base para comenzar una visita por Europa Central y existen numerosos lugares pintorescos y monumentales que ver en Praga y alrededores.

Es habitual que muchos viajeros combinen la visita a la capital checa con otras a las cercanas Budapest, Viena o Bratislava. Pero no es necesario salir de la República Checa para encontrar excursiones interesantes cerca de Praga. Alternativas como Pilsen, Karlovy Vary o Cesky Krumlov son ciudades cerca de Praga que merecen una visita.

Los castillos cerca de Praga: Karlstejn, Krivoklat y Konopiste

Las opciones de excursiones más cercanas a la ciudad de Praga incluyen tres castillos especialmente populares en la zona: Karlstejn, Krivoklat y Konopiste, a una distancia de entre 30 y 50 kilómetros del centro de la ciudad. A los tres se puede llegar cómodamente y en poco tiempo en tren, por lo que son una buena opción para pasar una mañana o una tarde.

Karlstejn es una de las atracciones turísticas más populares de la República Checa y recibe muchos visitantes todos los años. Se trata de un castillo del siglo XIV que se alza sobre una pequeña colina dominando el paisaje de la zona con sus torres y sus tejados negros. Se puede visitar con grupos guiados y es una opción muy visitada –y a veces demasiado saturada- para los días de verano, dada su proximidad con la capital –unos 30 kilómetros- y la facilidad para llegar a la zona en tren.

Krivoklat está algo más lejos de Praga que Karlstejn, pero también es una excursión bastante sencilla de realizar desde la capital checa. Es más, la proximidad de ambas hacen que se puedan combinar en una sola visita. Llama algo menos la atención que el castillo de Karlstejn, pero es también recomendable, especialmente para ver la capilla y por las vistas desde su elevada torre.

De un estilo similar a este último, el castillo de Konopiste –al sureste de Praga- tiene fama por haber sido residencia del archiduque Francisco Fernando de Austria. En el interior se pueden visitar algunas salas con colecciones artísticas interesantes y, sobre todo, la armería y los trofeos de caza del archiduque.

Pilsen

Pilsen

Es la tercera ciudad de la República Checa y tiene una fama mundial vinculada a su tradición cervecera. Pilsen –o Plzen, en checo-, es un destino importante para los aficionados a la cerveza, que podrán visitar en la ciudad varias fábricas de cerveza y un museo dedicado a esta bebida.

La fábrica de cerveza de Pilsner Urquell es uno de los grandes atractivos de la ciudad. Durante cerca de hora y media se realiza una visita guiada por las instalaciones de la planta, en la que se puede asistir a parte del proceso de fabricación y embotellado, además de a diversas exposiciones con detalles históricos sobre la ciudad y la cerveza. Llaman la atención, especialmente, la zona de embotellado y los kilómetros de galerías subterráneas donde fermenta la cerveza y donde se invita a los visitantes a probarla directamente desde un barril.

La visita cervecera de la ciudad se puede completar visitando la otra gran fábrica de la ciudad –la de Gambrinus- o el Museo de la Cerveza del centro de la ciudad, donde se exhiben utensilios y documentos sobre la evolución histórica de la fabricación de esta bebida en la ciudad. Del Museo salen también las galerías subterráneas que recorren el centro de la ciudad.

Pilsen tiene también un centro histórico muy pequeño, pero curioso, que tiene como punto central la Catedral de San Bartolomé y la plaza en la que está situado, que es el corazón de la ciudad. Además, la sinagoga de la ciudad, la tercera más grande del mundo, también merece una visita.

Para llegar a Pilsen, lo más fácil y cómodo es coger uno de los frecuentes autobuses de Student Agency que salen desde la parada de metro de Zlicin y tardan aproximadamente una hora.

En el blog de VoyaInternet.com: Pilsen: Ciudad cervecera

Karlovy Vary

Praga

Karlovy Vary es otra de las ciudades que ver en los alrededores de Praga. Está situada ya cerca de la frontera con Alemania, a aproximadamente dos horas de autobús de la capital. Se trata, principalmente, de una ciudad termal, con bastantes fuentes y balnearios que tuvo sus momentos de gloria a finales del siglo XIX y principios del XX.

A día de hoy, aún sigue habiendo visitantes que acuden a ella por el turismo termal –especialmente procedentes de los países del Este de Europa-, que ocupan algunos de los lujosos hoteles y tiendas de lujo de la zona; aunque es cierto que se ha convertido más en un destino de excursión de un día para viajeros, independientemente de la época del año en la que se visite.

El gran atractivo de Karlovy Vary es su zona balnear y de fuentes, concentrada junto al arroyo que recorre la parte antigua del pueblo, encajonada entre montañas y colinas. Allí se encuentra un paseo de aproximadamente un par de kilómetros con edificios del siglo XIX muy bien rehabilitados, restaurantes y tiendas de nivel adquisitivo alto. A lo largo de este paseo, van apareciendo diversas fuentes termales por el recorrido, muchas de ellas en el interior de pequeñas construcciones abiertas, pero elegantes.

Lo más típico de Karlovy Vary es comprar una especie de jarra individual con una boquilla en el asa en alguno de los puestos de recuerdos, acercarse por las diferentes fuentes públicas y abiertas en la ciudad que suministran agua a diferentes temperaturas, llenarlas al gusto del consumidor y probarlas. El agua de cada fuente tiene un sabor diferente aunque, desde luego, suele distar bastante de ser agradable.

Lo mejor para llegar a Karlovy Vary es acercarse por la estación de autobuses principal de Florenc y tomar un autobús. Student Agency sale con bastantes frecuencias, pero hay otras compañías entre las que elegir.

Cesky Krumlov

Cesky Krumlov es una excursión bastante más alejada de Praga que el resto de las que presentamos aquí, pero es también una de las más populares. Es más, no es raro que muchos servicios turísticos de Praga ofrezcan paquetes de excursiones completos a la ciudad. No es para menos. Muchos de quienes la visitan coinciden en que es una versión en pequeña de Praga. La UNESCO lo inlcuyó en su lista de lugares Patrimonio de la Humanidad. Como punto negativo, demasiadas aglomeraciones en temporada alta.

En la ciudad destacan, sobre todo, el castillo y su casco histórico –con la Plaza del Ayuntamiento Viejo como reclamo principal-. El río Voltava, el mismo que atraviesa Praga, recorre la ciudad haciendo varias curvas que separan diferentes partes de la localidad en zonas geográficas muy concretas. Al igual que en Praga, callejear por la ciudad es una de las experiencias más interesantes que se puede tener.

Cesky Krumlov es una visita muy interesante, pero hay que tener en cuenta que no es una ciudad especialmente grande y que el viaje desde Praga en autobús tarda cerca de tres horas ida y otras tres de vuelta. Puede que quien no quiera pasar demasiadas horas en la carretera no se sienta recompensado en su esfuerzo.

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Dresde

Si a alguien le apetece hacer una excursión por los alrededores y no le importa salir de la República Checa, tiene una buena opción en la ciudad alemana de Dresde, ubicada a unos 150 kilómetros de Praga y muy bien comunicada por el servicio de trenes rápidos que entre la capital checa y Berlín.

Dresde fue una de las capitales del barroco en Europa, pero desgraciadamente resultó muy dañada durante la II Guerra Mundial, por lo que parte de ese patrimonio original se perdió o tuvo que ser reconstruido. No obstante, la ciudad sigue teniendo bastante atractivo turístico.

Entre sus edificios destacan el Palacio Zwinger, una de las construcciones más importantes del barroco tardío de Europa, así como la Ópera y la iglesia de Frauenkirche, ambas reconstruidas tras la II Guerra Mundial.

Para llegar a Dresde desde Praga, lo mejor es coger alguno de los numerosos trenes que salen desde la Estación Central y tardan poco más de hora y media en llegar a la ciudad alemana. Eso sí, el precio es algo más caro que el de otras excursiones por la zona.